Confiésole,
no he encontrado otros labios como los tuyos.
Trujillo,
Me has tratado mal
El rayo de la tarde
se posa sobre mi cabeza
entre mis ires y
verines
El grato perfume de tu recuerdo
no me deja en paz
La lira de tus manos
la línea de tus ojos
el pom pom de tus mejillas
¡Oh! Trujillo
¿Por qué me has tratado así?
La sombra de la Virgen en la plaza
nubla tu recuerdo
que luego se duplica a lo lejos
¡Como quisiera ver directamente a esos duros ojos de piedra!
y poder sostener la mirada
Bajo tu hechizo denso
pierdo el sentido del andar
bajo el calor del campo
camino borracho
Tu hechizo me ha marcado… Trujillo,
pero me has tratado mal
Las raíces de tus muchos arboles
amarran mis talones
Me confunde tu erudición…
¿Quién eres?
Caminas entre el sí y el no,
como si tu indecisión formara parte de tu esencia
Escondes tus museos
entre arboladas,
escondes bajo tu modestia
tu perfección
El sabor a tierra, a campo
se respira aún entre tus libros,
la pobreza la tienes metida incluso
entre tus más ricos saberes
La cercanía de los más lejanos te caracteriza
la sencillez de tus más grandes sabios te engalana
la conservadora belleza pueblerina y de campo
no tiene nombre
¡Mi Trujillo!
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