miércoles, 5 de julio de 2017

Sírvame la Luz que tengo hambre

Los ojos se tiñen de verde al ver las montañas de nuestros campos. Aun reposan en los recuerdos de la gente mayor de los pueblos bajos, como el Luzardo alguna vez pareció asomar su nariz por tierras trujillanas. ¿Me crees? Entre las tierras de "EL CENIZO" alguna vez reposaron pies de extranjeros letrados, que contratados por el estado venían a tratar de hacer florear el desierto de la Zona Baja.
Entonces, una represa se alzó, contra las aguas del río Motatan, iba a medir 70 metros, 70 metros mediría, pero solo tiene 30.

Se podría decir que la represa de Agua Viva es como una gran metáfora, una obra que debió de realizarse de tal forma, se realizó de esta otra, y así quedó, sin nadie que se propusiera terminarla, porque ya la majestuosidad de los 30 metros de altura y un nivel de agua tan impresionante sorprendió a los que jamás habían vista algo tan grande, y así con el pasar del tiempo la represa como es natural fue quedando pequeña para lo que alguna vez pudo haber sido.

El estado también alguna vez y todavía, sigue siendo visualizado como un gran lugar. "El mayor productor de hortalizas del país" nos justificamos, y así nos quedamos, pero, Trujillo también se va a ir quedando más y más obsoleto si nos conformamos con eso. "Tanto talento", nos decimos.

El mundo como siempre da lecciones y llama la atención de los que la prestan, y entonces se podría soñar: "Trujillo: la gran potencia Agro-Industrial de Venezuela". 

¿Se imaginan ustedes como sería un Santos Luzardo actual? no solo tendría que ser un doctor impecable, sino que sería seguramente, informático y científico, y ademas de haber viajado a Caracas para haber realizado sus estudios, este seguro vendría de renombradas universidades Europeas, tal vez la complutense de Madrid, o la de Hamburgo y seguramente vendría de haber participado en los parques tecnológicos de Europa

Y llegaría aquí Luzardo, a la Universidad de los Andes, y preguntaría ¿Cuantas empresas trujillanas están utilizando el proceso de hidrólisis para sus productos? y no entendería el hecho de que la academia se separe de la empresa, y que el gobierno no fomente en la practica esa unión, y entonces iría a por el rector, y se encontraría que no le puede atender porque este tiene que estar viajando cuidando de que no quemen la universidad, y regresaría a dar sus clases pero no tendría marcadores con que escribir en la pizarra, el miedo de Luzardo moderno no sería, el de volverse preso de sus fieros impulsos, como en el libro original, sino de sumirse en una desesperanza y negligencia. El verdadero miedo del Santos Luzardo abogado, informático y científico sería el de resignarse a ser un gran científico, una gran persona, un gran inventor, solo para si mismo, ocupado en comprar marcadores para la pizarra, en vez de desarrollar nuevos descubrimientos científicos

Obviamente, necesitaríamos dos Luzardos, porque el bravío irrespeto a la ley aún no lo hemos superado, y a eso súmenle, la falta de innovación y de desarrollo científico y económico que estos pueblos tienen... Mejor dicho, que nos manden tres!!


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