domingo, 1 de julio de 2018

De los Símbolos y las Naciones



     Cuelgo Aquí un ensayo que hice cuando atendí la materia de Sociología en la Universidad de los Andes. Existen en el ensayo imprecisiones que ahora no pasaría por alto. Sé que la interpretación acerca de los símbolos del Libertador es complicada por lo que el Bolívar histórico representó en la realidad. El idealismo que tenemos sobre Bolívar nos condiciona. Soy un poco ingenuo al usar algunas palabras, por ejemplo, pareciese una cierta parcialización por la democracia, que ahora matizaría sin duda. No quise mejorarlo tampoco. En aquel momento saqué una buena nota por este ensayo, ojalá así sea a alguno ponga a pensar


De los Símbolos y las Naciones

Las imágenes son el evangelio de los pobres
San Juan Damasceno

     En el siglo VIII después de Cristo, el posterior Doctor de la Iglesia Católica, San Juan Damasceno pronuncia, en medio de una pelea teológica contra los iconoclastas (llamados así por su repudio a las imágenes) la frase en el prefacio (La Fuente del conocimiento, 700), y entonces se crea uno de los más fuertes argumentos para defender por parte de la iglesia católica la veneración de las imágenes, entendiendo éstas por deducción, no como un simple objeto físico,  sino, como comunicadora de una “buena noticia”. También, La enciclopedia libre tiene como definición del símbolo lo siguiente: “es la representación perceptible de una idea, con rasgos asociados por una convención socialmente aceptada”. Partiendo de éstas dos premisas podemos encontrar un significado mucho más amplio de las cosas analizando su contenido simbólico, lo cual es idóneo en nuestro caso donde tratamos de analizar la conmoción que ha causado para el país un hecho puntual, que parece ser contundente, como lo fue, la retirada de todos los cuadros (que eran muchos) del extinto Presidente Chávez y del Libertador Simón Bolívar calificado como “falsificado”, por el más alto dirigente opositor actual legitimado dentro del contexto político Venezolano.

     Al mirar dentro de éstos dos conceptos nos damos cuenta de que dichos objetos físicos per se, es decir los cuadros, comunican mucho más que un objeto rectangular, los mismos comunican todo lo que representan.

     El llamado socialismo del siglo XXI en Venezuela tiene como máximo exponente la figura del ex presidente Chávez, y este a su vez representa todo el modelo político social impulsado por él, independientemente de las características del mismo. Si dudamos en este momento del valor de la simbología para el ser humano y en caso especial para el período político-social de los últimos 17 años es nuestro país, basta con mirar las modificaciones que se han dado recientemente a los símbolos del país, los patrios, siendo modificadas tres de las 4 figuras más importantes para el venezolanismo: La Bandera, El Escudo, y el rostro del Libertador. Todo aquello bajo argumentos cuestionados por la oposición venezolana, y que han sido enarbolados por el oficialismo como grandes logros de su gestión. Pero sin duda el que más ha repercutido, en el sentimiento patriótico venezolano ha sido la modificación, según el oficialismo, la “reconstrucción” del rostro del Libertador, y es que sin duda, el resultado final de lo que fue oficialmente una investigación científica, es totalmente diferente a lo presentado por múltiples retratistas y pintores de nuestro Libertador. Además, el procedimiento para llegar a dicho resultado es tan cuestionado por la oposición venezolana, que incluso como se puede ver en el video donde habla Ramos Allup, existe en repudio hacia esa imagen, es decir a lo que ella representa.

     La representación social, es decir lo que la gente cree, (sea cierto o no) ha convenido que así sea, es fácil encontrar dichas respuestas, a través de uno de los instrumentos más cercanos a la gente y que da grandes pistas acerca de la cotidianidad social: las redes sociales y los medios de comunicación. La población venezolana ha convenido en que la imagen del extinto líder político Chávez represente una cosa, que es apoyada por el oficialismo y enarbolada como principios de su funcionamiento y de los días de gloria del chavismo, y que a su vez es repudiado por aquellos opositores los cuales ven allí representado un mar de dolor para ellos mismo y para el país. Lo mismo ha sucedido con la nueva imagen del libertador, el rostro ha representado socialmente (sea cierto o no), una cosa para la masa chavista (que tal vez sea algo como la reescritura de los verdaderos pensamientos del Libertador) y que para la oposición venezolana, significa el ultraje de las tumba del libertador y la llamada manipulación chavista de los verdaderos principios bolivarianos. Lo que para un grupo social representa una cosa, para el otro grupo representa otra, y todos inconscientemente o no hemos convenido que así sea. En este caso, así como en el libre mercado “la mano invisible del mercado” fija el precio, “la mano invisible social” ha convenido que los cuadros signifiquen lo que hoy en día significan.

     La metamorfosis del significado original de los cuadros ha sido tanta, bajo un contexto social altísimamente polarizado, que han dejado de ser lo que son para convertirse en otra cosa. El cuadro del ex presidente tal vez aún se mantiene dentro de la casilla de la semántica chavista tradicional del último año de vida de aquel ser humano (en la que desde ya empezada su endiosamiento), pero es la nueva figura del libertador la que más ha cambiado últimamente. Dicha imagen dejo de ser el rostro del libertador para convertirse en la espada ideológica con que el Chavismo-madurismo ha sobrevivido en los últimos años, ha sido el símbolo que le permitió decir al Ministro Padrino López que “se ha ultrajado a la patria” por la sacada del mismo de la sala de reuniones de la A.N., dicho cuadro le permitió realizar jornadas de “desagravio” a nivel nacional al oficialismo ante aquella decisión de la cámara. La imagen por tanto tiene una simbología que ya no es el Bolívar de todos los venezolanos, representa incluso más al chavismo que al propio Libertador. Y por tanto incluso así la investigación fuese correcta, seria repudiada como lo es, por la oposición.

     Antes de ir más allá en el análisis de las implicaciones de esas simbologías en el contexto político-social venezolano, pensemos por un momento en lo que representa en la semántica política mundial de los países denominados democráticos, la Asamblea Nacional, el Congreso, el Parlamento de un país, o bien lo que debería significar.

     Para el filósofo Platón la democracia, puede ser definida como “Gobierno de la Multitud” o de los “muchos”. Han pasado muchos años desde que este filósofo plasmara aquella idea y muchas evoluciones ha tenido tal concepto a lo largo de la historia, sin embargo esto no ha desplazado su esencia más básica: el pueblo, con todas sus divergencias, en toda su multitud, con todos sus colores, formas y diferencias, eligen de una manera u otra a quienes deben gobernar. Los sistemas de organización política han tratado de honrar dicha definición creando división de poderes y distintos sistemas que tratan de representar de la mejor manera al pueblo, pero sin duda el que más se ajusta a la definición de democracia es el parlamento, la “asamblea nacional de un pueblo”, porque es la que en todos los países del mundo democrático alberga más personas, tiene entonces ella una multitud gobernando; y es que, la presidencia se gana por mayoría de votos y el perdedor se resigna a nada, pero dentro del congreso del país existe una mayor divergencia, muchas más personas y por lo tanto diferentes ideas se encuentran legitimadas en un poder que hace contrapeso al ejecutivo y el cual muy pocas veces es tomado por una sola idea política, la asamblea si nos damos cuenta representa en el diccionario semiólogo-semántico, la democracia, en su máximo grado.

    Es importante entonces que dichos espacios sean un lugar de encuentro en el que el respeto a la diversidad de ideas este presente, para que toda la población de un país pueda sentir que realmente han sido tomados en cuenta por el sistema político implantado, para que sientan cuánto valen.

     No recuerdo hace cuanto tiempo o qué momento exactamente fueron introducidas a los espacios de la asamblea nacional dichos cuadros, este hecho es importante, marca el momento de dominancia oficial sobre el otro, los espacios que deben ser para el diálogo equilibrado a partir de allí se encontraban simbólicamente parcializados, y lo pudimos apreciar, incluso, la gigantografía del ex presidente en los recintos de la A.N. cubrían en cierta medida la gigantografía del escudo nacional,  fijándonos en los sitios de la plenaria estaba colgado junto al sitio del presidente de la asamblea un gran cuadro del rostro del ex presidente, se podría sobreentender que todo lo discutido en la asamblea nacional tendría (como esencialmente lo tuvo) un eje transversal que estaría marcado por todo el modelo político social representado por el rostro de Hugo Chávez, más allá de si las leyes serían convenientes o no.

     La Guerra de La sociedad Venezolana en los símbolos de la nación

     Es común notar al revisar la historia contemporánea fenómenos sociales que han ocurrido en torno a varias figuras y símbolos. Por ejemplo, para la década de los 80 del siglo pasado la Alemania se encontraba dividida, y luego de un proceso social profundo decide bilateralmente unirse, por consecuencia directa cae el llamado muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. También en el año 2013, en Ucrania, uno de los países ex perteneciente a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, ocurre, por parte de un grupo de la extrema derecha de ese país,  la caída de una de las estatuas del antiguo líder político Lenin, en una manifestación realizada por sus detractores, que según ellos representa el totalitarismo comunista de aquel entonces en el presente.

     La historia Actual venezolana nos da también pistas para la correcta interpretación del hecho en cuestión, suelen ser comunes los avisos en los sitios públicos del país de líderes políticos manchados con pintura o deformados por la mano del ciudadano para mofarse de ellos. También los nombres de dirigentes políticos de ambos bandos suelen ser objeto de numerosos insultos; algo podemos concluir: burlarse de los símbolos que utiliza el grupo contrario, es burlarse directamente de lo que representan.

     Socialmente Venezuela presenta en su historia una polarización en asuntos políticos que viene arrastrando desde hace mucho tiempo, sin embargo, casi sin duda podemos afirmar que en este momento, la sociedad venezolana se encuentra dividida en dos grandes polos, radicalizada en sus trincheras, y por lo tanto este fenómeno grupal afectara con más fuerza la conducta colectiva de ambos grupos, del grupo llamado oficialismo, y del llamado opositor, y de la relación de ambos. La psicología social nos brinda luces para entender estos comportamientos sociales. Cabe resaltar que esta ciencia dice, que el simple hecho de la denominación de un grupo de personas como “a” y la denominación de otro grupo como “b”, crea en el momento de competencia de ambos bandos, un favoritismo hacia al grupo al que se pertenece, y al mismo tiempo se genera un detrimento del exo-grupo, haciendo que sea más difícil el pasarse al otro bando (Pichastor & Nieto, 2007). Además esta teoría agrega que en caso de radicalización esta conducta se ve sólidamente reforzada creando una competencia “dura” entre ambos bandos.

     Teniendo todo lo anteriormente dicho como premisa podemos por fin ver trazadas los caminos que nos llevan a deslumbrar la repercusión que tuvo en la sociedad venezolano el hecho de la retirada de los cuadros del libertador “falsificado” y del rostro del ex presidente Chávez de las inmediaciones de la A.N.

     El presidente del órgano legislador da un mensaje contundente a la sociedad venezolana: “Fuera Chávez y todo lo que creó su gobierno”, “Este recinto volverá a recuperar su autonomía” “este es un sitio para legislar y no para venerar a nadie”. Todo esto lo gritó con fuerza la nueva mayoría al propiciar como una de sus primeras acciones ésta retirada. Pero además, si hablamos de guerra política da un zarpazo duro al gobierno al sacar los símbolos que lo representan de aquel recinto, es algo así como el comportamiento de “marcar el territorio” en el mundo animal. La oposición reafirma su actual poder y la sociedad venezolana así lo sintió. Pudo pavonearse con ese gesto ante su adversario, y la población antichavista tuvo la sensación de la concreción de los resultados del 6 de Diciembre del 2015, al fin, luego de un mes de expectativas y rumores, parece haber liberado sus labios en ese momento, por la seguridad de que tiene a un poder que por fin les representa. Y por supuesto, al bando y la población chavista “resteada” lo sintió, la imagen de su amado líder y por lo tanto todo lo que representa fue retirada abrupta y airadamente de aquel sitio dominado hasta sus adentros por el oficialismo, han perdido territorio, replegándose, el 6 de diciembre de 2015 habían visto la espada que podía herirles profundamente, pero ese día la primera puñalada. Si somos atrevidos podemos interpretar ese hecho como el derrocamiento del oficialismo, al menos, en la A.N.

     Esto tiene una influencia directa en el comportamiento de la sociedad y de la conducta política en nuestro país, la oposición que oficialmente gana su segunda contienda electoral en 17 años gana confianza y se siente más segura, e incluso el efecto ganador que genera 112 diputados de 167 arrastra gente hacia ellos, pero justamente este efecto ganador es el que busca contrarrestar el oficialismo con la veneración de los cuadros, que no son los del Presidente Nicolás Maduro por supuesto, si no los del Ex presidente Hugo Chávez, y más allá, los de su Bolívar (por razones que ya explicamos anteriormente) para dar a entender que dicha acción fue un “ultraje a la nación” y así tratar de poner en contra de la oposición a aquellas personas que alguna vez sintieron algún pequeño amor al chavismo-bolivarianismo pero que debido a la gran crisis actual votaron por la oposición. Además, le dio al oficialismo para comenzar una campaña de repudio hacia todas las acciones de la nueva asamblea nacional y de describirla como “de espaldas al pueblo” por rechazar lo que cree son los nuevos símbolos de la Nación      

     Con este hecho, tanto la oposición como el oficialismo, y toda la población detrás de ellos, saben lo que se viene en los próximos meses. En el futuro los analistas agudos de la historia que hoy vivimos reconocerán que el 6 de enero del 2016 el oficialismo venezolano recibe con creces la primera caída de sus símbolos y comienza un proceso que durará mucho tiempo, así como en Rusia la “des-estalinización”


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